Hoy estoy yo sin saber a quien odiar. Hasta ayer, esta mañana, todavia odiaba con rabia a ese, a aquella, a cualquiera.
Cada vez que salgo de casa siento como se alejan todas esas vidas que me habría gustado vivir, a mi; todas esas alegrías que me habría gustado gritar, a mi.
Y entonces odio a todos los que viven mis no-vidas, mis no-alegrías.
Pero de tanto en tanto me sucede, como hoy, que no sé a quien odiar.
Y lanzo la mirada mas rabiosa de todas. Mis ojos me miran de reojo.
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