15/2/09

tercer domingo de febrero de 2009

¿Nunca has llorado sin razón aparente?
Se te inflan las mejillas como dos globos buscando sitio para explotar y los mocos se mezclan con el rubor de una vergüenza insólita. No paras de balbucear y expectoras grandes cantidades de angustia por la boca. El dolor intenta salir por tu garganta desde el pecho escupiendo saliva y te queda la boca pastosa de lágrimas que tu nariz ya no soporta.
¡Tienes que llorar como una niña!
Pataleando y gritando sin ruborizarte.
¡Tienes que llorar! Porque si te lo guardas... si te lo guardas te ahogarás en el vómito hirviendo de tu nada altruista esófago, con tu vida desfigurada por el ácido de tu fétido, pancista y mísero ombligo.
¿Nunca has llorado sin saber por qué? No es aparente pero lloras porque eres siervo de tu ombligo y es la existencia de esa servidumbre la única apreciable a la vista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario