Siempre hay algún diligente que te arrea pero yo no me muevo ni un centímetro de mi fecunda apatía, madre de todos mis placeres. Sigo fielmente a Gotthold, y duermo allí mismo donde cago, amo allí mismo donde bebo.
Siempre hay alguna molestia, algún dolor aunque imperceptible, alguna pequeña herida sin antídoto y me olvido entonces de moverme, de respirar, me olvido que aun soy y es entonces cuando vivo siendo el podría haber sido que nunca conoceré.
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el carnicero de las ideas disecciona con fria habilidad desparramando palabras sobre la mesa.
ResponderEliminarSaude.