15/6/08

tercer domingo de junio de 2008

En el parque un viejo pasa corriendo. Sus piernas parecen dos palillos, dos alfileres rasgando el suelo en cada trote, en cada pequeño paso hacia la nada del tiempo invertido, hacia el vacio de querer y no querer ser correspondido.
Si me quieres, me despiertas. Y prefiero seguir durmiendo esta siesta.
Si me quieres, me lastimas. Y prefiero mis heridas, son mas certeras.

Derrámame mi sangre sobre mi cabeza. Recorrerá todo mi cuerpo, desde el pelo hasta mis pies y allí se volverá negra.
Si me quieres, tu reinas. Y prefiero mi sangre negra.

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